Entre parrones, uvas y pasas
Así es, el paisaje de Rivadavia y sus alrededores está colmado de parrones con uvas de distintos tipos y cuyo destino es la exportación. Otra parte se destina para producir pisco y vino. Una actividad importante es el secado de uvas en tradicionales «paseros», donde el potente sol del valle convierte el jugoso fruto en un producto seco listo para su consumo.
Es aquí donde la actividad económica del sector da sus frutos literalmente. Se necesita mano de obra para amarrar las parras durante su crecida y después para su cosecha.
Después de la cosecha, la vid que no sirve ni para exportarla ni para destilarla, se transforma mediante el calor del sol en pasas, deshidratándose lentamente al aire libre.
Después de unos 10 a 15 años, la parra misma se tala para utilizarla como leña. Son los «sarmientos» que pueden observarse en algunos lugares del valle.